Estos días pasados se ha hablado mucho sobre el estado del PN. de Las Tablas de Daimiel. El diario El País le ha dedicado varios reportajes magníficos durante la pasada semana: -lunes 12- -martes 13- -miércoles 14- -sábado 17- -domingo 18-
Una de las palabras que más se ha utilizado para describir la situación del Parque ha sido "deterioro irreversible" Que si el estado de los humedales de la Mancha han llegado a un punto de deterioro irreversible; que si Las Tablas se encuentran en una situación irreversible, que si los "Ojos del Guadiana" son irrecuperables...
Cualquiera que conozca la zona sabe que La Mancha húmeda es historia. Una parte de la historia que los manchegos debemos ocultar para no sentir vergüenza.
Estamos asistiendo,desde hace décadas, a la desaparición de unos ecosistemas extraordinarios. Debido a la desidia de unos (la sociedad manchega nunca ha entendido la importancia del valor añadido que conlleva proteger sus zonas húmedas); la ineficacia de otros (las administraciones regional y estatal sólo han atendido las demandas del colectivo agrícola sin tratar de promover una cultura de un uso racional del agua) y la desvergüenza de algunos (el colectivo agrícola que han entendido la agricultura como un negocio de beneficios rápidos sin importarles las consecuencias de agotar unos recursos que se debían mantener para quienes queremos seguir desarrollando nuestra vida en esta zona)
Paraisos, se me ocurre decir, ya que con el agua del acuífero 23 bien administrada era posible el desarrollo tanto económico como natural de las personas que vivimos y deseábamos vivir en esta tierra. Triste futuro nos espera.
Paraisos, se me ocurre decir, ya que con el agua del acuífero 23 bien administrada era posible el desarrollo tanto económico como natural de las personas que vivimos y deseábamos vivir en esta tierra. Triste futuro nos espera.
Los fuegos ocasionados este verano en el cauce del seco Guadiana, a las puertas del Parque y el prendimiento por autocombustión de la turba a la altura de la isla de las Cañas parecen ser los últimos suspiros que le quedan al defenestrado Parque Nacional.
La turba es material vegetal que se ha formado a lo largo de miles de años. La vegetación que se desarrollaba en las zonas inundables(aneas,carrizos,masiegas,ranúnculos, ovas, etc.) terminaba dispersa por el suelo debido a que agotaban su ciclo de vida o, bien, a que en periodos de sequía las aguas retrocedían y el viento, la falta de agua y las tormentas las terminaban venciendo. Cuando el agua volvía a ocupar esos espacios toda esos componentes vegetales quedaban sumergidos creando una masa compacta. Así desde hace 300.000 años.
Esa materia acumulada a lo largo miles de años actúa como capa impermeable impidiendo que el agua se filtre rápido al subsuelo permitiendo el encharcamiento que forman las tablas manteniendo una lámina de mayor o menor nivel.
Hoy, debido a la extrema sequía que se padece en la zona, toda esta materia que puede alcanzar varios metros se ha secado y colapsado permitiendo que por las grietas que se producen por la contracción de la materia el aire llegue hasta su interior y el oxígeno que contiene produce la autocombustión, saliendo los gases como el dióxido de carbono, metano y otros a la superficie. Las Tablas han pasado de ser un sumidero de gases de efecto invernadero a ser productoras.
El proceso de autocombustión puede llegar a producir un deterioro irreversible porque al arder la turba perderá su volumen, lo que permitirá los hundimientos del terreno a la vez que dejará de ser impermeable y el agua de los aportes que se pretenden terminará en el fondo del acuífero.
Estas imágenes tomadas ayer muestran la situación actual. La visión que ofrecen Las Tablas desde el mirador de la isla del Pan parecen contradecir a quienes, por según qué intereses, aún pretenden hacernos creer que este espacio se recuperará.