9 may 2011

Charadriiformes...

Estas gráciles y ruidosas limícolas se agrupan en bandos más o menos numerosos. Se reparten el terreno del sustento sin grandes diferencias, aunque a veces los más adultos retan con su pico a los más jóvenes para que no les molesten en su incansable picoteo en el fango.
Comparten los terrenos limosos con otras especies, en este caso con una avoceta, sin demasiadas diferencias territoriales.
En las riberas de los ríos, lagunas y charcones encuentran estas aves su hábitat natural.
Las formas de sus picos les permiten la especialización gracias a la que pueden aprovecharse  de las larvas, insectos y pequeños invertebradosque les sirve de sustento
Las gráciles y, al parecer, frágiles patas de las cigüeñuelas suelen quebrarse con cierta facilidad pues son varias las que he podido fotografiar con fracturas en sus patas. A esta el hueso le ha soldado como ha podido quedando lisiada de por vida.
Sorprendente me pareció encontrar dos ejemplares de avoceta fuera de los  limos en los que se desenvuelven.
Tan sorprendente y penosa como esta imagen que realicé el pasado verano de una joven cigüeñuela que intenta con dificultad salir de una zona atrofiada de lentejas de agua que se multiplican por millones debido al exceso de nutrientes que porta el agua.
Hasta conseguir el color definitivo que los identifica como adultos  las aves pasan por etapas que, si no se es experto en este tema, puede llevar a confundir unas especies con otras, aunque en este caso el característico pico curvo de estas inmaduras avocetas no dejen lugar a dudas sobre su identificación.